DEBERES CONYUGALES
Asimismo
vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que
no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el
externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino
el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y
apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se
ataviaban en otro tiempo aquellas SANTAS MUJERES que esperaban en Dios, estando
sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, LLAMÁNDOLE SEÑOR; de la
cual vosotras habéis venido a ser hijas, SI HACEIS EL BIEN, sin temer ninguna
amenaza.
DEBERES DE LA ESPOSA:
1-.
Ser mujer sumisa.
2-.
Ser de buena conducta.
3-. Ser
respetuosa.
4-. Con
corazón limpio hallará gracia, y buena opinión ante los ojos de Dios.
Mujer
tú que eres (esposa) si estas virtudes
envuelven tu Espíritu, Alma y cuerpo.
Glorifique a Dios desde la cima más alta de tu existencia, porque eres mujer
VIRTUOSA, ¿Quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las
piedras PRECIOSAS. El corazón de su marido está en ella confiado y no carecerá
de ganancias, Proverbios 31: 10 y 11; Ahora de acuerdo tu declaración en tu matrimonio vivir en fidelidad y amor mutuo, y pronunciar
tu voto comprometiéndote ser ayuda
idónea para tu esposo, entonces une tu
fe a la de Sara, y que seas una
esposa agradable ante los ojos de Dios.
DEBERES DEL ESPOSO.
Vosotros,
maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a
vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que
vuestras oraciones no tengan estorbo.
1.-
Ser hombre sabio.
2.-
Ser honorable con ella.
3.-
Ser respetuoso.
4.-
Ser amable, y compresible.
5.-
Para que tu oración sea efectiva en cada área de tu vida.
Tu, que eres esposo,
estas virtudes antes descritas es la vida que agrada Dios, y que sea bendito tu
manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud. Como cierva amada y graciosa
gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate
siempre. Proverbios 5: 18, 19. Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación;
que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia
esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles
que no conocen a Dios. 1ra. Tesalonicenses 4: 3,4, y 5. Yo, la sabiduría, habito
con la cordura y hallo la ciencia de los consejos. Amados esposos que la paz de
Dios los ilumine. Amen.
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