AMONESTACIÓN CONTRA LA IMPUREZA.
Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi
inteligencia inclina tu oído, para que guardes consejo, y tus labios conserven
la ciencia. Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar
es más blando que el aceite; Mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como
espada de dos filos. Sus pies desciende a la muerte; Sus pasos conducen al Seol.
Sus caminos son inestables; no los conocerás, Si no considerares el camino de
vida. Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca.
Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa; Para que no des a los extraños tu honor, y tus
años al cruel; No sea que extraños se sacien de tu fuerza, y tus trabajos estén
en casa del extraño; Y gimas al final, cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,
y digas; ¡Cómo aborrecí el consejo, y mi corazón menospreció la reprensión; No
oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi oído! Casi en todo mal he estado, en medio de
la sociedad y de la congregación. Bebe el agua de misma cisterna, y los
raudales de tu propio pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y tus
corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, y no para los extraños
contigo. Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como
cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en
su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer
ajena, y abrazarás el seno de la extraña? Porque los caminos del hombre están ante
los de Jehová, y él considera todas sus veredas. Prenderán al impío sus propias
iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado. El morirá por falta
de corrección, y errará por lo inmenso de su locura. Proverbios capítulo 5: del
1 al 23. Dios le bendiga. Amén.
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