lunes, 6 de julio de 2015

UNA HERENCIA ESCOGIDA.


Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado. Oh alma mía, dijiste a Jehová: TÚ ERES MI SEÑOR; No hay para mí bien fuera de ti. Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia. Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentemente a otro  dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres. Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado. Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia. A Jehová he puesto siempre  delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente; Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor. Escucha mi oración hecha de labios sin engaño. De tu presencia proceda mi vindicación. Vean tus ojos la rectitud. Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión. En cuanto las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he guardado de las sendas de los violentos. Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen. Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; inclina a mí tu oído, escucha  mi palabra. Muestra tus maravillosas misericordias, tu que salvas a los que se refugian en tu diestra, De los que se levantan contra ellos. Guárdame;  como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas, De la vista de los malos que me oprimen, De mis enemigos que buscan mi vida. Envueltos están con su grosura; Con su boca hablan arrogantemente. Han cercado ahora nuestros pasos; Tienen puestos sus ojos para escucharnos por tierra. Son como león que desea hacer presa, Y como leoncillo que está en su escondite. Levántate, oh Jehová; Sal a su encuentro, póstrales; Libra mi alma de los malos con tu espada. De los hombres con tu mano, oh Jehová, De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, Y cuyo vientre está lleno de tu tesoro, Sacian a sus hijos, Y aun sobra para sus pequeñuelos. En cuando a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza…-  Salmos capítulos 16 y 17. Amen Dios les bendiga.

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